Derrames de petróleo de origen desconocido, llamados mancha negra, que comenzaron hace ya un mes y medio, esboza un desastre ambiental sin precedentes en las playas atlánticas brasileñas. Son 7.400 kilómetros de costas y la tercera parte, unos 2.000 kilómetros, están con sus arenas contaminadas por las manchas negras y oleosas.